Tomates verdes fritos

by - 01 julio

La portada de Tomates verdes fritos en el café de Whistle Stop, de Fannie Flagg, en su versión inglesa. Está situada sobre un fondo blanco con unas volutas negras, como si fuera un frasco de leche al que hubieran tirado unas gotas de tinta negra. La portada enseña la fachada de un edificio prefabricado, de madera clara. Justo delante está pasando el último vagón de un tren. El pequeño porche descubierto del café da acceso a una puerta amplia de madera verde y cristal, y una ventana también verde, con un toldo naranja. Por encima, como si se tratara de una pegatina amarilla, con una tira negra y verde bordeándolo y una más exterior roja, el título. Arriba del todo, en el cielo azul, el nombre de la autora. En la zona derecha a la portada, a modo de sello, el contorno de un panda rojo. Sobre el mismo fondo de volutas negras sobre blanco y el mismo sello de un panda rojo, la ficha técnica: Título: Tomates verdes fritos en el café de Whistle Stop. Autora: Fannie Flagg. Traducción: Víctor Pozanco. Original: Fried Green Tomatoes at the Whistle Stop Café (1987). Etiquetas: varias voces, años 30, familia, cotidiano

¡Hola!

Recuerdo que hace años, en una tarde perezosa de estas de fin de semana, acabé en el sofá, dispuesta a ver la peli que mi madre hubiera elegido para esa tarde. Echaban Tomates verdes fritos. Me quedó la impresión de que a esas vías les faltaban unas vallas para impedir accidentes.

El mes pasado, fui a tomar algo con unas amigas y, entre los platos del menú, estaban tomates verdes fritos. Creo que nunca antes los había visto en vivo, así que los pedí (confirmado, están ricos) y no pude evitar acordarme de la peli. Este mes (aunque la entrada se publique en julio, lo leí en junio), buscando libros con representación lgtb para leer (la mayor parte de los libros que leo tienen, aunque suele ser más una grata sorpresa que una búsqueda intencionada), encontré varias páginas con recomendaciones y, en una de ellas, mencionaba este. Así que hoy os lo traigo, Tomates verdes fritos, de Fannie Flagg. (Con la portada inglesa, que la española no me gusta nada).

Es un libro de historias entrelazadas, concretamente de fragmentos, escenas de vidas de una serie de personajes con un hogar común (un pequeño pueblecito ferroviario), varias familias, varias generaciones. Y con cuatro voces: el boletín de noticias, la narración de la señora Threadgoode a Evelyn, el narrador omnisciente del pasado (un pasado muy amplio, todo hay que decirlo) y la vida de Evelyn. Al principio me chocó, pero ahora me parece un detalle original que le da mucha profundidad.

De todas las historias, en la película se quedan con un par y, aunque dejan alguna referencia suelta, no te enteras apenas. Me da pena, porque le quita profundidad, pero seguir a tantos personajes en una película habría resultado caótico y engorroso, además de quitarle peso a la historia principal, así que es una decisión que entiendo.

La parte de la pena viene porque el libro, en su conjunto, con sus voces y sus personajes, crea un ambiente especial en el que te sumerges y le coges cariño a todos. Por ejemplo, sigue a toda la familia de Big George (¡y te cuenta cómo llegó a la familia!) durante un par de generaciones y sabes más de Smokey, que tiene mucha más voz. Y, aunque habiendo leído el libro, en la peli encuentras parte de ese ambiente; sin él, resulta un poco más vacía, aunque parte del espíritu se mantenga. También cambia un poquito el final, pero no sabría con cuál de los dos quedarme.

En resumen, un libro del que he disfrutado un montón (¡y con recetas al final!) y una peli que te llega mucho más habiendo leído el libro. Sin olvidar todos los mensajes feministas y contra el racismo, entre otros.

¿Alguna vez has probado unos tomates verdes fritos?


Sinopsis

Evelyn Couch vive una existencia gris. Es una mujer de mediana edad, acomplejada y totalmente frustrada con todo lo que la rodea. Sin embargo, la manera de ver el mundo que tiene una persona puede cambiar cuando menos se lo espera. En una visita al asilo donde reside la madre de su marido, Evelyn conoce a la anciana Ninny Threadgoode, que le empieza a explicar cosas de un pequeño pueblo llamado Whistle Stop, cuya vida giró un tiempo en torno a un café. De pronto, a Evelyn se le abre una luminosa ventana al pasado por la que entra un aire de una frescura desconocida para ella. Remontándose a finales de la década de 1920, Ninny explica historias cuyas protagonistas son Idgie y Ruth, dos espíritus sensibles, alegres y llenos de una admirable energía vital, que saben sobreponerse a las dificultades y saborear el gusto por la vida.

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