Intimidad improvisada

by - 10 junio

La portada de Intimidad improvisada, de Máximo Huerta. Tiene una franja roja en el lateral izquierdo (el del lomo) y, en el resto, se ve una escena cotidiana. Es una plaza, con un templete rodeado de un parterre con flores y una pelota. Hay una persona en el templete, pero no se la distingue bien. El lado derecho del templete está tapado por un árbol cubierto por una enredadera, con un pájaro en una de sus ramas. El árbol marca el límite derecho de la portada. Llegando al árbol se encuentran dos señoras, ambas con el pelo recogido y actitud de confianza entre ellas, pues llevan la mano en la espalda de la otra. Una lleva un vestido negro de manga larga y una cadena fina parece que dorada, con un bolso grande con tela de lo que parecen flores. La otra lleva camiseta de manga larga verde, metida por dentro de una falda de color granate. Ambas son pálidas. Un poco más atrás y a la izquierda, hay una farola, con dos palomas a su pie. Detrás, un señor de jersey a rayas horizontales verdes y blancas y vaqueros, pasea a su perro, que no le llega a las rodillas, bolsa de papel en mano. A su espalda, del borde de la portada emerge la copa verde de un árbol. En el plano del fondo, en el límite de la plaza, tres edificios seguidos, en escalera. El de la izquierda es el más alto, de fachada blanca y tejado marrón, con cuatro alturas de balcones (más el bajo) y tres de ancho. En la parte inferior tiene un toldo gris y, bajo él, una persona va en bicicleta. Hay varias cajas junto a la puerta. El siguiente tiene la fachada salmón, salvo marcos blancos en los balcones. Son tres pisos de balcones más el bajo, que tiene un toldo a rayas color salmón. Del último apenas se ve nada con el templete, más que el color salmón. El cielo es azul, aunque se ven nubes y un sol en la zona derecha. En la parte de arriba aparece el autor, en negro, y el título, en rojo. Centrado, abajo, el sello de la editorial Espasa. Como fondo a la portada, aunque medio tapado por ella, se ve una taza de café, con lo que parece un señor sentado en su borde, de forma que de sus hombros para abajo está la portada. En la cucharilla, que reposa en el plato, está el contorno de un panda rojo, a modo de sello.El mismo fondo, que sin la portada se ve más claramente la taza blanca de café, con su espumita, apoyada en un plato también blanco, con una cucharita metálica sobre su lateral derecho. Un chico, con vaqueros, zapatos marrones y chaqueta azul, escribe en un portátil que tiene sobre sus rodillas. La cara está cortada, solo se ve la barbilla. Con la forma de la taza, la ficha técnica: Título: intimidad improvisada. Autor: Máximo Huerta. Editorial: Espasa. Año: 2020. Etiquetas: fragmentos, no ficción, cotidiano

¡Hola!

Hubo unos años en que, a primera hora, hacía trasbordo en una de estas paradas que, entre un medio de transporte y otro, se ponían varios repartidores, cada uno con el carrito de periódicos hasta arriba y su sombrilla, para el sol o para la lluvia. Según la época, había entre uno y tres repartidores. Los días más afortunados te daban unas galletas o chicles, se formaban unas colas que te preocupaba perder el enlace. Otros, llegabas demasiado tarde y quedaba el carrito, con apenas dos periódicos encima y ni rastro del repartidor. Eran una cara más entre las habituales de la mañana y, casi siempre, con una sonrisa.

Mi parte preferida de aquellos periódicos era la subjetiva: las cartas al director, las columnas de opinión, los reportajes más libres... Y este libro tiene ese espíritu.

Llegué a él porque una amiga se lo compró, para leer un poco antes de acostarse. La edición era peculiar, con sus hojas de rayas y sus dibujos. Y, al estar dividido en pequeños fragmentos, parecía encajar con lo que buscaba. Yo me lo leí por ella. Y hoy vengo a daros mi opinión sobre él, sobre Intimidad improvisada, de Máximo Huerta; publicado por Espasa.

Es una recopilación de columnas de opinión de Màxim Huerta, organizadas por temática común, lo cual es un acierto y un fallo. Porque hay detalles que parecen repetirse y, claro, igual había meses o años de distancia entre ellos al publicarse en el periódico (o incluso en distintos periódicos), pero los estás leyendo seguidos, y eso le quita cierto encanto. Pero, a la vez, ves evolución y puedes relacionar otros datos, sentimientos, y eso es precioso.

No es un libro que guardar para la eternidad, pero son pequeños fragmentos para evadirte por un rato, sumergirte en esa burbuja de intimidad que crea. Para andar en los pies de otro y preguntarte las cosas desde otra perspectiva. Como un monólogo de un amigo con el que distraerte cuando tienes mucho en mente.

¿Cuál es tu parte preferida de un periódico?


Sinopsis

A lo largo de los últimos años Máximo Huerta ha ido escribiendo casi a diario artículos, greguerías, fogonazos que abordan desde su particular óptica nuestro mundo, lo más palpable de nuestros días. Y lo hace aplicando sus dotes de observador para hablar acerca de nuestras costumbres y manías, nuestros sueños y frustraciones, también de nuestras formas de soportar (o rechazar) las esclavitudes de la vida moderna: el móvil, el gimnasio, las redes, la TV, el control de calorías, los tatuajes…, acercándonos su parecer sobre los grandes temas y los pequeños, que a todos nos (pre)ocupan, nos divierten y nos fastidian.

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