Extraño testamento
¡Hola!
Estaba leyendo un webtoon (no recuerdo cuál, mil perdones) y en un Q&A la autora mencionaba a Sidney Sheldon como una de las lecturas de su infancia. Me entró la curiosidad, así que busqué algo del autor y hoy vengo con Extraño testamento.
He tenido mis dudas de si subir esta reseña o no, porque creo que no llega ni a las cien páginas, pero luego me dije, ¿y por qué no?
Se trata de un cuento infantil (novela corta, si me apuras); de hecho, mi imagen del libro mientras lo leía era que pegaba del todo con el típico capítulo de antes de dormir de cuando les padres leen en voz alta a su(s) hije(s). Quizá varios en una noche pierda el ritmo, pero así... en mi mente es el escenario ideal. Y el público se nota en casi todos los detalles: de los personajes principales, sólo tiene nombre el bueno, el resto se quedan con su título (la viuda, el abogado, el sobrino...); hay extravagancias que en un mundo un poco idealizado e infantil cuadran y no te planteas (las cosas que hacen algunos personajes, algunas repeticiones...); el tono en general o algunas pullas o mensajes...
Pero, aun así, aunque no lo recomendaría de primeras a cualquier edad sin saberlo; una vez te sitúas, pese a que tenga sus cosas predecibles, lo disfrutas. Diría que es más de risas en compañía (y si son infantiles, habrá más, seguro); pero sabiendo a lo que vas, lo disfrutas da igual tus años.
¿Qué libros recuerdas de cuando eras pequeñe?
Sinopsis
Samuel Stone tenía dos pasiones: hacer dinero y resolver acertijos. Ahora él está muerto y sus herederos esperan ansiosos el momento de saber cómo se repartirá su inmensa fortuna.
Pero antes de morir, el excéntrico millonario decidió jugarles una broma final. En lugar del tradicional testamento, les ha dejado una serie de vídeos que lo tienen a él mismo por protagonista. Cada uno de ellos contiene una pista que deberán seguir a fin de apoderarse del dinero.
Anonadados, los codiciosos deudos se devanan los sesos y se lanzan, una y otra vez, en busca del tesoro.
Desde la pantalla del televisor, el viejo Sam se regodea a costa de ellos.



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